martes, 27 de septiembre de 2011

PODEROSÍSIMO

Como cada martes, en el edificio de dormitorio de hombres tenemos nuestro devocional a las 8pm. Y hoy cantamos algo que me recordó hermosos momentos, pero que hoy en particular fue como un alivio para mi.

Jehová está en medio de ti... Poderoso, poderoso.
Él salvará, se gozará sobre ti con alegría.
Callará de amor, se gozará sobre ti con cántico.
Jehová está en medio de ti Poderoso, poderoso ¡¡¡PODEROSÍSIMO!!!
En el mismo devocional oramos en parejas y exponía mis preocupaciones actuales: salud, campo de trabajo, números... Llego a mi cuarto después de cenar y que recibo un correo de mi amada Unión de Jóvenes Zurisadai!!! Enserio amigos, hermanos, no saben lo que acaban de hacer. Dios me los siga bendiciendo hartamente, LOS AMO!!!
Hoy amanecí con un fuerte dolor de cuello pero realmente muy fuerte, dormí muy mal, y los que me conocen, cuando ando mal de salud me pega anímicante. Pues les reitero como cada nota que han leído, cuento con una familia seminarista hermosa, se preocupaban por mi, me ayudaban. Los seminaristas médicos me recetaron y dieron medicina, me pusieron pomada con masaje. Ni en el mejor hospital, así se las dejo.
En verdad que nuestro Dios se porta de una forma maravillosa, hermosa, que hasta en los "pequeños" detalles él deja ver su imponente poder.
Ésto hace "click" con mi versículo favorito:
Jehová esta conmigo como poderoso gigante. Jeremías 20:
11

lunes, 12 de septiembre de 2011

Jehová Jireh.

"Tomó luego Samuel una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová." 1 Samuel 7:12

En mis últimos días en Monterrey yo tenía muchas dudas, miedos, "¿cómo le voy a hacer?, ¿de dónde voy a sacar el dinero?, ¿y el día que me falte?, estando solo ¿quién podrá ayudarme?" Yo solo me cerraba en una burbuja que no me permitía ver a mi alrededor cómo Dios se estaba moviendo y/o se iba a mover. Dificultades que yo veía imposibles sacarles respuesta, todo esto aún y cuando Dios ya me había dicho "Tu no te preocupes de eso, si yo te mando es porque yo sé cómo le voy a hacer." Me costaba trabajo creerlo, asimilarlo.
JAMÁS me imagine lo que tendría preparado el Señor.

Justo una semana antes de venirme mi laptop se descompone, me preocupe porque cómo iba a hacer los trabajos que me encargaran, las tareas, apuntes en clase. Pues si en libreta, pero me las olía que iba a ser difícil, y si, sin computadora aquí estas frito, es una gran ayuda. Pues bueno yo decía "Dios proveerá", y justo el domingo que me vine al Seminario un matrimonio maravilloso ¡me regala una laptop!

¿Cómo le voy a hacer con la despensa? ¿Iré con dinero suficiente? Dios me dio el dinero suficiente y no conforme, una familia que tanto amo me regaló vales de despensa que hasta la fecha no se me acaban. Y no acaba ahí, sino que esa bendición que mi iglesia me ofrendó ha alcanzado para yo ser de bendición para mi compañero de cuarto y que mi alacena sea su alacena.

"Y mi mamá ¡se queda sola!" Bendigo a Dios por cada una de las personas o familias que se han acercado con mi mamá desde a darle un abrazo, hasta invitarla a salir. ¡¡Hasta ahorita ha ido a más carnes asadas y salidas de las que yo acostumbraba!!

"Ok, ok, pero estaré solo ¿cuanto tiempo?" Como lo dije en la nota pasada, Dios me ha bendecido con una familia seminarista muy amorosa, en los cuales en tan poco tiempo hemos hecho una amistad, llorado y reído como si hubiese sido de años.

Desde Monterrey vengo orando por un campo de trabajo, una iglesia donde poder trabajar, algo así como hacer mis "practicas". La mayoría de los de primer ingreso ya venían con un Pastor o iglesia apalabrada. Yo sólo conozco a 2 iglesias/Pastores "¿Y si me dicen que no, cómo le haré?". Bueno pues el sábado una amiga japonesa que tiene su campo de trabajo en Toluca, me pregunto si ya tenía dónde trabajar, porque en Toluca el Pastor de la Iglesia Bautista El Mesías esta buscando joven que esté estudiando Ministerio Juvenil, porque no tiene líder de jóvenes, y por la urgencia vendrá a visitar y conocer el Seminario y estudiantes, ya me pasaron su correo y ya le escribí para ponerme a su servicio. Y no acaba ahí, hay dos propuestas más para trabajar con jóvenes en el DF.

El día de ayer la Iglesia Bautista AME, donde es Pastor el Director del Seminario, nos invitó a todos los de primer ingreso a darnos la bienvenida. Oraron por nosotros, nos hicieron una comida, nos dieron a cada uno una despensa. ¡Una iglesia bien linda! Aman al Seminario y aman a los seminaristas. ¿Cómo le pago ésto al Señor? En verdad que no deja de sorprenderme, cada mañana tiene una bendicionsota bien grande para mi.

Jehová Jire, él es quien provee.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Convencido.

Ya van tres días que empecé con mis estudios para la Licenciatura en Ministerio Juvenil, aunque desde la semana pasada se puede decir que empecé pero pues eso fue un curso intensivo. Hoy ya empecé con mis horarios, mis clases, TAREAS, horas en biblioteca, el luchar contra la flojera. Y en verdad está costándome adaptarme, después de años la mente se atrofia, tenía mucho de no escribir a mano tantas hojas, olvidaba lo molesto que son los pupitres.
Pero en medio de esta pequeña tormentita de adaptación doy honra y gloria a Papá Dios porque me encanta esto! Me encanta la idea de que, aunque llevo otros libros y manuales, mi libro de texto es la mismísima Biblia. Me encanta que nos están enseñando técnicas de estudio para poder escudriñarla a fondo. Mi materia de Ministerio Juvenil me apasiona! Me gustaría llevarla todos los días y más horas! Aunque muchos se preguntaran "¿Por qué Pastor de jóvenes?", en esta materia reafirmo mi llamado hacia ese sector de la población y la iglesia, como jóvenes tenemos demasiada necesidad de buscar cómo relacionarnos con Dios, tantas dudas, conflictos... ¡Alguien tiene que ayudarnos!
En tan poco tiempo he hecho -y me atrevo a decirlo- ya AMISTADES con las que caminaremos juntos estos 4 años, quizá menos tiempo con los que ya van de salida. Pero en verdad ya entendí por que le llaman <<familia seminarista>> a todos y cada uno de los que caminamos por este campus, desde los niños hijos del guarda-templo o los de los matrimonios estudiantes, pasando por profesores, trabajadores, estudiantes, cocineras, guardias, realmente somos una gran familia. Esto hace que no extrañemos tanto a casa, iglesia o amigos que dejamos. Se vive con un espíritu de familia, y es el mismo Espíritu de Dios el que gobierna en este lugar y que nos permite gozar cada momento aquí.
Aunque debo serles honestos, hoy que hable con mi mamá fue la primera vez que nos pusimos tristones. Me contaba cómo limpiando el refrigerador se daba cuenta que la comida que compra ya es menos, el refri casi vacío, algunas cosas que sólo yo comía y ahí siguen, ahí mi mamita se quebró. Se los prometo, en todo este tiempo no me había entrado el sentimiento de nostalgia, sí extrañaba pero sin llorar ni quebrarme, pero hoy escuchar a mi mamá así no pude evitarlo. Quería tomar el próximo vuelo e ir a Monterrey a abrazar a mi madre (claro, teniendo dinero para el vuelo). Pero ella me dijo algo muy cierto, hasta ahorita ella tampoco había llorado, también fue su primera vez y dijo que si no habíamos entrado en crisis era porque el Espíritu Santo nos daba la fuerza necesaria. Dios es quien nos sustenta, AMÉN! Y si lloramos creo que es porque también Dios lo permitió, también se disfruta en esto.

Por ningún motivo pensaría en regresarme, como dijo mi Pastor "ni voltear atrás, NUNCA". En verdad cada día que pasa me convenzo más que éste es el lugar donde tengo que estar, estoy feliz aquí. Como dijo mi amiga Anita de la que les conté en la nota anterior, "amo el servir a mi Señor. Y sabes, sino lo hiciera moriría. Por que es para lo único que vivo." Wow! que gran enseñanza, y sí, creo que lo estoy adoptando, si no estuviera aquí, estudiando mi carrera de nada me serviría la vida.

Como dice el pacto de los Embajadores del Rey "si no lo hago así ¿para qué nací?"

Dios me los bendiga muchísimo.
(Mamá, te amo!)

miércoles, 24 de agosto de 2011

Inicio de esta gran aventura.

Pues le hice caso a algunos de mis amigos, familia, iglesia, y pues decidí empezar a escribir mis días en el Seminario y toda la aventura que conlleva ser seminarista.

No puedo seguir escribiendo sin darle GRACIAS A DIOS, por todo este proceso, por poner a tanta gente que ni me imaginaba que iban a ser de demasiada bendición para mi vida, y que cada uno de ustedes han hecho este "viaje" más placentero con sus oraciones, muestras de cariño, ofrendas, regalos, palabras, cartas, lágrimas... no no no, simplemente no acabo de mencionarlos. Gracias Papá por cada angelote que pusiste en mi camino.

Hoy fue el día que me decidí sentarme un rato y escribir.
En verdad que desde un inicio era un gran privilegio para mi estar a lado de cada joven o Hermana o Hermano que aquí estudian ¿Por qué? Porque todos y cada uno de ellos merecen todo mi respeto y admiración por decirle "SI" al Señor, a ese gran reto. Y cuando uno conversa con ellos se da uno cuenta que no estaba equivocado: tienen un testimonio tremendo!
Bendigo a Dios por cada uno de ellos, que aunque la mayoría aún no conozco, me emociona el sentarme a platicar con ellos y escuchar las maravillas que Dios ha hecho con ellos, y hoy fui testigo de eso.
En el desayuno me tocó sentarme enfrente de Anita, una chava de aquí del Distrito Federal y que se está preparando para servirle a Dios como Misionera. Ella le contaba a otros compañeros cómo le había ido en su viaje misionero de verano en el país de Honduras. Lo contaba con unas fuerzas y una pasión de esas que se ven hasta en los ojos. Relataba de las vivencias que pasó en comunidades indígenas de aquel país, de como la gente en esas comunidades agradecía a Dios por los misioneros mexicanos porque ellos no se olvidaban de ellos, de cómo el grupo de seminaristas que viajaron a Honduras sí se despojaban de todo y vivían como los habitantes de los pueblos, ¿Para qué? para asemejarse más al Cristo del que predicaban.
Realmente yo estaba emocionado de escuchar su testimonio, como si uno estuviera escuchando una experiencia de David Livingstone, al punto de querer llorar junto con ella por como Dios se manifestaba en ella, en la gente, en las circunstancias. Contó de como el Misionero hondureño que los guiaba confiaba en ella, le pedía siempre un extra. Caminar por kilómetros entre la selva, atravesar ríos mojándose Biblias, cámaras, ropa, alimentos, todo para ir a alcanzar a UNA sola familia!!! Literalmente la última "casa" del pueblo, llegando al límite con Nicaragua. Donde los padres los rechazaban argumentando "nosotros no creemos en ese dios, nosotros creemos en lo que nos han enseñado nuestros antepasados". Pero la inquietud de Ana y del Misionero de viajar hasta allá era porque los hijos de esa familia sí querían escuchar de ese Jesús que NUNCA HABÍAN ESCUCHADO. Todo porque "ellos si vienen hasta acá papá, si les importamos, no nos abandonan." Eso para Anita fue suficiente para cada día cargar fuerza y viajar por horas hasta ese último techo con cuatro postes sin paredes y predicarles de Cristo.
Cuando ella contaba toda su experiencia yo me quedaba asombrado, pensando "qué hago a lado de una eminencia como Anita, que es más chica que yooooo!? Su iglesia y el Seminario han de estar orgullosos de ella." Y cual fue mi sorpresa, algo con lo que en su momento me identifiqué: nadie creía en ella. Muchos dudaron que Ana fuera capaz de ser una Misionera con todas las dificultades y pruebas con las que se topa un siervo de Dios con ese llamado. Llorando por cómo muchos le cerraron las puertas, pero ella no quito el dedo del renglón porque Dios no lo había quitado y ni lo iba a quitar.

Bendigo a Dios por sus promesas, por sus siervos, por los seminaristas que cada uno tiene una historia que contar y que sigo pensando que la mía a lado de cualquier historia de ellos es nada con lo que han vivido. Gracias Papá.

El escuchar testimonios misioneros son emocionantes, desafiantes y hasta a veces uno quisiera irse de misionero, me ha pasado. Pero Dios tiene un llamado para cada uno, y Él tiene uno para mí. Y ni Él ni yo pensamos en quitar el dedo del renglón.


A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo. Efesios 3:8